La
invención del ferrocarril tuvo lugar a comienzos del siglo XIX. Esta nueva
forma de transporte, que habría de alcanzar pronto una enorme difusión
precisaba, además de la fuerza impulsora de la máquina de vapor, de otro
elemento: un tipo específico de superficie por la que deslizarse, pues las
carreteras de la época eran incapaces de soportar un vehículo de tanto peso.
Los
carriles de madera se conocían en Europa desde finales de la Edad Media; en
este momento serían sustituidos por los de hierro, aplicados ya en el campo de
la minería, donde estaban provistos de una sección de forma especial que
aumentaba la adherencia de las ruedas de las vagonetas. De hecho, podría
considerarse que éstas fueron los primeros trenes en miniatura.
A
partir de la observación del trabajo en las minas, el ingeniero británico
Richard Trevithick ideó la primera locomotora de vapor que se desplazaba por
raíles, en 1804. Cuatro años después realizó la presentación del nuevo
vehículo, formado por una locomotora que arrastraba una vagoneta a lo largo de
un breve recorrido. Aunque el sistema acabó descarrilando, la experiencia
alentó nuevos intentos, que culminaron en la puesta en marcha de las primeras
locomotoras destinadas no ya a la simple demostración, sino a la comunicación
entre núcleos a distancia.
La
construcción de una locomotora aplicada al transporte de carbón constituyó un
importante paso adelante. Fue obra del ingeniero británico George Stephenson
(1814), que por su trabajo en la mina estaba familiarizado con el funcionamiento
del motor de vapor.
En
1825 fue abierto al público el primer ferrocarril a vapor: un conjunto de
vagones arrastrados por una locomotora que utilizaba esta energía, que cubrió
la distancia entre las poblaciones inglesas de Stockton y Darlington Cinco años
más tarde quedó inaugurado el tramo Liverpool-Manchester, que aseguró el
tráfico regular de mercancías y pasajeros entre ambas localidades; la
locomotora, la célebre Rocket, había sido construida por el mencionado
Stephenson. Con las mejoras apropiadas, el prototipo sería utilizado en las
máquinas futuras.
A
mediados del siglo XIX se construyeron muchos kilómetros de vía férrea, en
torno a 1850 el ferrocarril de vapor había llegado ya a todos los continentes.
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